jueves, 16 de agosto de 2012

Buena Salud - Duchas frías


Nate Halsey sabe responder los desafíos. A lo largo de sus 38 años de vida, ha saltado a grandes vacíos atado a una cuerda elástica en Sudáfrica, ha volado en ala delta en los Alpes franceses y hecho paracaidismo en Colorado. También ha escalado montañas rocosas, ha buceado, participó con otras 11 personas en una carrera de relevos de 200 millas, ha corrido cinco maratones y completó un curso de canotaje Outward Bound de tres semanas, entre las cuales se incluyó un lapso de tres Bound de tres semanas, entre las cuales se incluyó un lapso de tres días que pasó a solas y sin comer. Ha recorrido la costa de Suecia en bicicleta, escalado hasta el campamento base del Monte Everest, y ha estado en 50 países.(Hoy en día tiene su sede en Boston y viaja más que todo como consultor empresarial en energía renovable para las comunidades rurales de países pobres).

El desafío que a Nate le resultaba más difícil de superar es el que equivale al secreto de su excelente salud: todos los días, antes de irse al trabajo, se ducha en agua helada.

Tomó la idea hace diez años de un amigo alemán que había vivido en un internado de los de antes, donde por disciplina cada mañana él y sus compañeros debían ducharse con agua fría. El amigo juraba que esa era la razón por la cual nunca se enfermaba.

Piénselo: las duchas de agua fría llevan mucho más tiempo con nosotros que las duchas de agua caliente, pero no siempre se consideraba saludables. Antes eran la única opción.

El concepto de la hidroterapia, es decir, el de utilizar agua para tratar las enfermedades, fue común durante las antiguas civilizaciones de Egipto, Grecia y Roma; Hipócrates, el médico de la antigua Grecia recetaba el agua de fuentes naturales para curar enfermedades. En Oriente, durante los últimos 5.000 años, quienes han practicado el yoga han recomendado las duchas con agua helada para mejorar la inmunidad contra los resfriados; la medicina tradicional china utiliza el agua fría como método de curación; y hasta el día de hoy, las personas de la creencia sintoísta en el Japón se bañan en cascadas de agua helada como parte de una práctica meditativa denominada misogi.

En el mundo occidental, la persona más famosa por promover la terapia con agua helada fue un sacerdote alemán, Sebastian Kneipp, quien en los años 1860, decía haber curado su enfermedad pulmonar terminal mediante baños helados en el río Danubio. Finalmente su receta se centraba en un régimen de alternar baños de agua caliente y fría; su libro, My Water Cure, publicado en 1886, todavía se imprime.

Otras personas también promovieron las curas con agua helada durante los siglos XVIII y XIX, desde el agricultor austríaco Vincent Priessnitz hasta el inglés Sir John Floyer, quien escribió Psychrolousía; or, the History of Cold Bathing, Both Ancient and Modern. Uno de los adalides recientes más famosos del agua helada es el espía de ciencia ficción James Bond, quien siempre empieza su ducha con agua tibia pero luego la deja correr fría hasta el final. En la industria de los baños terapéuticos, este tipo de baños se conoce como la ducha escocesa.

No obstante, la curación por medio de agua fría perdió algo de fuerza en la era de los baños lujosos y bien dotados. No obstante, está de regreso. Quienes la promueven afirman que las duchas frías:

  •  Mejoran la circulación
  • Fortalecen la piel
  • Mejoran el sistema inmune
  • Mejoran el ánimo
  • Vigorizan el cuerpo


Lo que aún es un cuerpo creciente pero todavía reducido de literatura científica respalda estas afirmaciones. Buena parte procede de Europa del norte, origen de la terapia con agua fría y donde un estudio de 1987 que durante seis meses comparó un grupo que se duchaba en agua helada y un grupo de control encontró que los resfriados en el grupo de las duchas frías eran ¨significativamente menores, significativamente más leves y ligeramente más cortos¨.

Otro estudio, llevado a cabo en Praga, se basaba en sumergir jóvenes en buen estado físico en agua fría para ver si así se podía incrementar la respuesta inmune. Los investigadores descubrieron que hacerlo aumentaba el conteo de glóbulos blancos o leucocitos, aunque advertían que las implicaciones de su descubrimiento estaban por analizarse. Y en la escuela de medicina de la Universidad Humboldt de Berlín, los médicos sostenían que exponer el cuerpo a regímenes de calor intenso seguido por frío intenso (como el que se produce por revolcarse en la nieve después de estar en el sauna) aumenta la resistencia a las infecciones del sistema pulmonar.


Exponerse al agua fría puede también aumentar los niveles de uno de los antioxidantes naturales del cuerpo -el glutatión- según encontró un estudio hecho con nadadores en Berlín, en el que se descubrió además que la exposición al agua helada incrementaba los niveles basales de la sustancia. Los investigadores especulan que se trata de una forma de ¨endurecimiento del cuerpo¨, un proceso en el cual el cuerpo se adapta a ciertos estímulos, como el del agua fría, y aumenta la tolerancia al estrés. Sea cual sea el caso, los nadadores berlineses que se ejercitan todo el año, es decir, los que se sumergen habitualmente en agua helada durante el invierno, padecen la mitad de las infecciones bronquiales que otras personas, dicen los médicos del Hospital-Julius en Bad Harzburg.

El secreto compartido

Según Nate, esta es la mejor manera de tomar una ducha fría: abra el agua durante unos 30 segundos más o menos, meta la cabeza lo suficiente para mojarla, cierre el agua. Ahora que tiene el pelo mojado, lávelo con champú, frote y haga espuma. Abra la llave de nuevo, regrese a la ducha menos de 30 segundos, enjuáguese el pelo y mójese la piel. Cierre la llave de nuevo, salga. Frótese con el jabón. Abra la llave de nuevo y póngase bajo el agua para quitarse el jabón. Cierre la llave, salga. Aplique el acondicionador en el pelo. Abra la llave del agua, métase en el agua y retírese el jabón y en acondicionador.

Todo el evento debe tardar unos cinco minutos.

Algunas advertencias: no se meta bajo el agua de un solo golpe, eso puede impedir la circulación. Las personas extremadamente delgadas tal vez no pueden tolerar las duchas frías; del mismo modo, si usted padece de alguna condición médica especial, como el mal de Reynaud o problemas de presión sanguínea, hable primero con su médico. Si prueba darse una ducha fría y no se calienta en unos minutos, considere más bien darse un baño frío con esponja.

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